El lobo, que era malvado pero no tonto,
admitió su fracaso con relación al caso de los tres cerditos. Malparado y
encima impopular, juró, por el prestigio de la especie, que las cosas no
quedarían así.
Por su parte los cerditos, al fin seguros,
continuaron construyendo y disfrutando de sus resistentes casas de ladrillo a
prueba de lobo.
Éste, viendo claro que en el futuro tendría las de perder, se aplicó el cuento y cambió de estrategia. Así que abandonó los agotadores métodos tradicionales basados en la fuerza bruta y apostó por el estudio; fue a la universidad y se hizo banquero. Llegó el boom del ladrillo y concedió tantas hipotecas como pudo, sobre todo a los cerditos confiados.
Más tarde, con la crisis económica a la vista, el lobo se sentó en su sillón, se frotó las manos y se limitó a esperar que los cerditos no pudieran pagar sus hipotecas.
Éste, viendo claro que en el futuro tendría las de perder, se aplicó el cuento y cambió de estrategia. Así que abandonó los agotadores métodos tradicionales basados en la fuerza bruta y apostó por el estudio; fue a la universidad y se hizo banquero. Llegó el boom del ladrillo y concedió tantas hipotecas como pudo, sobre todo a los cerditos confiados.
Más tarde, con la crisis económica a la vista, el lobo se sentó en su sillón, se frotó las manos y se limitó a esperar que los cerditos no pudieran pagar sus hipotecas.
Joan Serra i Malla
Boníssim Joan ;)
ResponEliminaSembla ficció però res més proper a la realitat.
Namaste.
Namaste:
ResponEliminaDemà tinc entrevista amb un director banc.
No sé si regalar-li abans o al final.
Decididament li regalaré al final.
Són genials els teus microrelats:)
ResponEliminaSara Mortreux
Sara:
EliminaHe tardat quasi 60 per fer el que tu fas als 20 :-)
L'autor ha eliminat aquest comentari.
EliminaA mi aquest és el que m'és m'agrada, i amb diferència,
ResponEliminauna abraçada!